lunes, 13 de noviembre de 2006

El grito de Sebastiao Salgado



El grito de Sebastiao Salgado

Las fotografías del genocidido tutsi en Ruanda de S. Salgado recorrieron el mundo como un grito desesperado, era muy difícil asumir aquellas imágenes de hombres, mujeres y niños cortados a machete, huyendo del terror... Unas heridas que sacudieron la conciencia a millones de personas, entre las que me incluyo.¿Dónde estaba Ruanda?,¿quienes eran los tutsis ?,¿que provocó aquella reacción tan salvaje en los hutus?.

La conciencia es definida en general, como el conocimiento que los humanos poseemos de nosotros mismos y de nuestro entorno, una conciencia habitualmente acomodada al letargo de nuestro ombligo, y no puedo decir si es una suerte o una desgracia...

Algunas personas estamos en alerta permanente, con nuestra conciencia limpia, pero en alerta, como un proceso de higiene mental... Sin embargo, algo o alguien un buen día te la despierta, te la sacude y hace que tomes conciencia sobre la gravedad de algunos acontecimientos de tu entorno y ahí comienza tu lucha. Salgado es uno de esos. La muerte no se maquilla, no se le puede robar la dignidad a un muerto pintándole los labios de color rojo geráneo, la tragedia de un éxodo no es un plató, la desesperación de legiones de familias huyendo del infierno no forma parte de cualquier legión de figurantes de Cecil B. De Mille, ese es el riesgo de las tragedias; su versión mediática estetizada.

Sebastián Salgado reivindica, ante todo, el papel de reportero gráfico, quiere documentos para denunciar el drama del éxodo, la marginación, la miseria,la explotación, la terrible desolación del planeta, de los lugares donde el Apocalipsis “puso huevos en la herida”. Aquí tenemos el infierno delante de nuestras narices ¿ y qué hacemos?.

Las minas explosivas de Angola ,el genocidio tutsi, la persecución y aniquilamiento del pueblo kurdo en Turkía e Irak, el trágico baño de sangre en Bosnia, el drama de las pateras que cruzan el estrecho, como negras barcas de Caronte... Salgado no quiere espectadores, busca conciencias, voluntarios para la causa que palíen los efectos... pero no hace panfletos o reality show como muchos otros “especialistas del género drama”. Imprescindible.

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