lunes, 13 de noviembre de 2006

La opulencia de Anne Leibovitz


Leibovitz es la luz y la opulencia. Fotógrafa oficial de las celebrities que se precien de serlo ( si no tienes una fotografía de Anne no existes en la constelación de las estrellas) hay algo impasible en su universo, algo insultante, un extraño poder al otro lado de la fotografía parecido al orgullo, ajeno por completo al espectador. Los fotografiados están allí en su territorio como inalcanzables, altivos, adopten la postura que adopten, siempre provocadores aún inmersos en algo que pueda interpretare como cotidiano. No hay nada doméstico dejado al azar, nada vulnerable al ojo.Un perfecto decorado milimétricamente desplegado como un azote compositivo donde nada sobra y nada falta ¿Equilibrio? Uno imagina una corte de estilistas, maquilladores, iluminadores, peluqueros, directores, ayudantes... como una película que no quieres que se acabe. En las fotografías de Liebovitz uno tiene la certeza de que hay mucho más que lo que alzanza el ojo humano y siempre tengo la impresión de que lo mejor de la foto quedó fuera de la foto, ¿o es quizás una impresión freudiana, en cualquier caso atribuíble al poder de esas imágenes que no quiero conformarme con lo que veo? Sea como sea este lenguaje me inquieta y ese es el motivo de traer a una de las fotógrafas más premiadas del mundo aquí.

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